viernes, 4 de enero de 2008

Ahora escuchen al norte


Las planicies nortinas se transmutan en su folclore en sonidos infinitos. O quizás sea que aquella diversidad, rara vez reconocida por el Centro y Sur del país, porfíe en hacerse notar a través de su música. No sabemos de dónde provienen ni a dónde van las voces y timbres que se escuchan en el disco Comparsa Huara, pero su espíritu es, inequívocamente, el del Norte Grande. La elocuencia de esta mezcla de raigambre andina —aquella música que, a falta de tierra firme, “se arriaga en el viento”, según leímos alguna vez— es la de una fotografía ancha y bien definida, que no deja lugar a dudas sobre el carácter del paisaje que muestra. Se trata, además, del muy bienvenido regreso de Claudio Pájaro Araya al trabajo discográfico, en el que sus experiencias de los años ‘80 junto al grupo Huara se recuerdan como de los más valiosos esfuerzos por ampliar los referentes de la música joven chilena de la época. También colaborador de Congreso, Araya es considerado uno de los más talentosos arregladores instrumentales en el ámbito de la investigación folclórica.Su causa y afecto siempre serán los de su tierra, Antofagasta.

Araya ha levantado en Comparsa Huara un monumento a los sonidos del Norte Grande que bien puede servir como introducción poderosa al misterio de ese folclore. Está, como no, el saludo de percusiones a la Virgen de La Tirana, pero también —y en un cruce de credos al que tan bien nos haría acostumbrarnos— los debidos respetos al dios Wiraqocha, salido (según el mito andino) del lago Titicaca para suplantar la humanidad originaria con hombres y mujeres nuevos, beneficiarios de lo mejor de su creación: el sol, la luna, la música de la naturaleza. Ordenado en cinco movimientos, el disco se presenta como el trayecto físico y espiritual —a veces instrumental y a veces cantado— de un nortino en Santiago; acaso el del propio y errante Pájaro Araya, aquí identificable en los versos de irremediable añoranza de quien advierte: “Envolveré todos mis llantos / y volveré a mi salar”.La disposición amplia de instrumentos poco habituales para el auditor convencional (tiples, moxeño, quenacho, zampoñas), y la colaboración de gente como Raúl Aliaga o Mario Rojas son parte de la misma convocatoria inclusiva de un disco de folclore que invita más desde la celebración que la ortodoxia, y que enseña un rostro de chilenidad injustamente ausente de nuestra perspectiva.

(http://marisolgarcia.blogspot.com/2007/05/ahora-escuchen-al-norte.html)

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